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EVENTOS 2023
La actividad económica de una empresa determinará la clase de almacén o bodega que necesita. A su vez, si bien todos los almacenes comparten unas características comunes, el producto que se vaya a almacenar determinará el diseño y construcción tanto de la nave como de la instalación de los sistemas de almacenaje.
Del mismo modo, la naturaleza del producto marcará cómo realizar la recepción de la mercancía, su verificación, el transporte entre las distintas zonas del almacén, el almacenaje propiamente dicho, la preparación de pedidos, la consolidación de cargas, la expedición de la mercancía y la gestión relativa al stock. Pero no todas las mercancías son iguales y, por tanto, la forma de almacenarlas y los procesos logísticos que implican tampoco.
Antes de explicar los tipos de carga existentes según diversos criterios, es preciso recordar qué es una unidad de carga. Como ya se avanzó en el post “Tipos de estibas y sus características”, la unidad de carga se trata de la agrupación homogénea de un conjunto de productos dispuesta sobre un soporte o plataforma que facilite el manejo y traslado de las mercancías y que, por tanto, actúa como unidad logística como tal.
El objetivo de la agrupación de la carga es reducir el número de movimientos al mínimo que sea posible, de forma que se facilite su transporte y su almacenaje.
Los tipos de carga se pueden clasificar de varias formas.
Son mercancías que requieren un embalaje individualizado. Pueden ser manipulados de 2 formas distintas: por un lado, están aquellas cargas que se pueden manipular de manera individual; y por otro lado, está la carga general unitarizada, es decir, cargas que para su manipulación durante el proceso logístico son unificadas en soportes como cajas, estibas o contenedores.
En ambos casos, el total de la carga se contabiliza en unidades.
Se trata de la carga que se contabiliza no en unidades, sino por criterios de masa y volumen, puesto que es mercancía preparada para ser transportada directamente, donde el propio medio de transporte ejerce de recipiente, generalmente, contenedores especializados.
Es decir, se trata de mercancía que va suelta, sin embalaje. Por mencionar algunos ejemplos, suele tratarse de gases, líquidos o sustancias similares, difíciles de empaquetar por su propia naturaleza.
Son las cargas que podemos coger con una sola mano y que generalmente, están unidas por un embalaje. Por ejemplo, los briks de zumo o los packs de cerveza.
Son ligeramente más grandes que las anteriores, que pueden alcanzar un peso de 10 kg, pero que siguen siendo manipulables con las manos.
Tanto las cargas pequeñas como las cargas medianas pueden almacenarse en estanterías dinámicas para picking como en estanterías livianas. Si bien hay diferencias entre estos dos tipos de estanterías de picking, ambas son las soluciones óptimas para este tipo de productos que pueden manipularse de forma manual debido a su volumen y su peso.
En las estanterías dinámicas Carton Flow la prioridad será facilitar una alta rotación del producto (ejemplo de los almacenes de las cadenas de distribución alimentarias como Eroski y Caprabo) y en las estanterías livianas de picking, lo que se busca es el acceso directo a la mercancía (ejemplo del almacén de Grup Sevica, empresa del sector textil).
Son mercancías de mayor tamaño, que requieren un embalaje estandarizado y que van agrupadas sobre una estiba para su manejo. Este tipo de carga no puede ser manipulando manualmente, sino mediante medios mecánicos como montacargas, etc.
La carga industrial paletizada puede almacenarse con una amplia variedad de soluciones de almacenaje. Todo dependerá de la función del almacén o bodega, de la clase de producto, de la superficie disponible, etc.
Algunas empresas necesitan que en su operativa intralogística diaria el acceso a la mercancía sea inmediato. En estos casos, se equipará el almacén con sistemas de almacenaje con acceso directo a las estibas.
Sin embargo, algunas empresas priorizarán la máxima optimización del espacio disponible tanto en superficie como en altura y en consecuencia, los sistemas de almacenaje compacto y alta densidad serán la solución adecuada.
Se trata de mercancía de grandes dimensiones, que incluso a veces no se pueden apilar. Pueden ser desde electrodomésticos de gran tamaño como frigoríficos a elementos de construcción como vigas de hierro. Cuando las cargas son muy voluminosas, como en este último ejemplo, se necesitan medios mecánicos especiales como grúas para movilizarlas.
Las estanterías cantiléver pueden responder a esa necesidad de almacenar cargas largas.
Son de dimensiones excepcionales, grandes y casi siempre de mucho peso, que exceden incluso el tamaño de los vehículos de transporte y necesitan vehículos de acompañamiento, adecuación del tráfico para su transporte, etc., como pueden ser elementos estructurales para la construcción de puentes, por ejemplo.
En esta categoría, distinguimos dos tipos de cargas:
Se trata de productos cuya vida útil es limitada o está determinada bajo una fecha de caducidad, como pueden ser alimentos frescos. Esto implica una necesidad de completar el proceso logístico en un periodo de tiempo concreto y un almacenaje que facilite la rotación de stock.
El almacenaje de productos perecederos se debe hacer bajo condiciones específicas hasta que sea expedido.
Productos cuya vida útil no condiciona la forma de transportar, recepcionar, almacenar y expedir la carga.
Tipos de carga según su resistencia
Se pueden clasificar en tres grupos:
Son aquellas que pueden soportar peso encima, es decir, que permiten el apilamiento del producto, bien del mismo tipo o soportando la carga de otro tipo de producto.
Estas cargas pueden apilarse unas sobre otras, pero estableciendo límites.
Debe ser manipulada con especial cuidado debido a que, por su naturaleza, puede dañarse o estropearse. Su almacenamiento en las estanterías deberá hacerse de forma individual, puesto que no se podrán apilar.
Se trata de mercancía que exige una manipulación específica porque de lo contrario, puede poner en riesgo la vida humana y el medio donde se transporta. Estos productos se caracterizan por tener propiedades explosivas, combustibles, oxidantes, venenosas, radiactivas o corrosivas.
Dependiendo de su grado de peligrosidad, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece una clasificación de nueve categorías:
Algunos de estos productos pueden almacenarse de forma convencional atendiendo a criterios especiales. Es el caso del almacenamiento de productos químicos, cuyos riesgos deben ser tenidos en cuenta a la hora de configurar los centros logísticos y las estanterías industriales que albergarán su estocaje.
Productos cuyo lote está constituido por una sola unidad de mercancía.
Dependiendo del tipo de producto, los lotes estarán constituidos por diferentes unidades de mercancía. Dicho de otra forma, los lotes de una carga de productos lácteos no estarán compuestos por el mismo número de unidades que un lote de azulejos.
Estas categorizaciones de las mercancías no son las únicas y se podrían añadir otras. Además, las características índicas en cada categoría son compatibles con las especificaciones de otras: una carga puede ser de resistencia ligera, ser almacenada en estiba por su volumen y agrupada en un lote de 24 unidades de mercancía.
Más importante que la propia categorización de la mercancía, es conocer el tratamiento que necesita durante todo su ciclo de vida útil: desde su fabricación hasta su venta a usuario final, pasando por las condiciones de transporte y las necesidades de almacenaje.
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